Vistas de página en total

lunes, 23 de julio de 2018

Un par de Clips

Ellos muy seguros de sus vanalidades, de sus ingestas, de sus falsas verdades, de todo cuanto se poseía y todo cuanto se anhelaba; muy dentro de sus trivialidades y muy por fuera de sus humanidades, viviendo esta diaria vida que con nada rima: una constante alternancia entre trabajo/descanso..
Ella y sus rutinas, consolidando sus falsas seguridades.. El y sus diarias expontaneidades.. Ella y su silencio, El y su bullicio.. Y allí en un punto medio fue su encuentro.. Ella tan prevenida y el tan arriesgado,  juntos soñando, imaginando y entrelazando clips.
Tu y yo un día nós encontramos,  y otro y otro, prometiendo mirarnos hasta no poder ver nunca mas.. Y así siempre se da, hasta que la ausencia inicia su lenta transformación y se enviste su traje mortífero y nós viene a visitar..
Y es ahí cuando de repente, los ánimos soltaban las manos. ya la muerte estaba anunciada. Sólo quería vivir y se aferraba a la idea que si iba a morir quería vivir lo que le quedaba de tiempo de una manera única y feliz.
Ella sólo miraba como la agonía se  apoderaba del amor. El buscaba oxígeno tratando de recordar esa noche mágica llena de pasión y ganas. Esa noche donde ella buscaba músculos y el borraba sus tatuajes con besos. Esa noche donde la cuidad se paralizó por un momento sólo al verlos caminar. Dos estilos diferentes, dos mundos distintos enseñándole al tiempo que el amor cuando se nos da la gana es el arte de ser felices con la complicidad de otro, así piense o diga diferente.
La felicidad estaba llegando a su punto final. Ahí es cuando ella decide entretener a la muerte con un cigarro para que no se lo llevara. Y el, en medio de su afán trataba de cantar sus mejores canciones para que el amor no muriera. Era una batalla constante por permanecer en pie. Las cosas seguían ahí congeladas, entre lo que ella pudiera pensar y lo que el pudiera decifrar.
En medio de esta incertidumbre ella decidió usar sus conocimientos de medicina para darle primeros auxilios. Y de repente algo paso.
Recordaron como fue que se enamoraron. Y de esa manera el amor revivió como el fénix. Ella dio su mejor esfuerzo se tiro al suelo y dio respiracion al amor. Usaron sus mejores letras para realizar los más profundos escritos y como la muerte era analfabeta no sabia lo que pasaba. Ella entendió que esa era la forma de poner al amor de vuelta con el. Y la muerte de tantas letras desconocidas por su ignorancia decidió rendirse y dejar en paz a ella y a el.
Y así la ausencia soltó sus vestiduras mortífera y no fueron necesarias más letras para amarse.

Amilkar Silva y Karla Canelon

2 comentarios:

  1. Desde luego, el amor se gana día a día, si solo tiramos del crédito de los años al final se extingue. Saludos!

    ResponderEliminar