Tu, sencillamente tu sonrisa,
y tu mirada meditante difundida
en cada porción de mi rostro,
que te mira distantemente.
Jamás te olvido en mi recuerdo lejano de
ti,
en medio de todos,
hablándome de cosas tan normales,
y diciéndome sin pronunciar palabra
cosas tan trasendetales con solo verme.
Si mis ojos no le huyeran a tu mirada
habrían otras muchas noches
en las que me desvelaría pensando
en tu aroma escondida.
¡Corazón! no te rindas ante
el sublime encanto de su voz,
no desmayes ante el frío encanto de su mirada,
o ante el dolor de tu despedida,
cuando te aleja con su silencio,
y no queda mas que partir.
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